Noches de cohetes
Desde que suena la sirena, despertando todo aquel que podría soñar
en dormir, tengo pocos segundos para correr con mi esposa y dos hijos al
"cuarto seguro”, aquella habitación anti misil que está en muchos de los
edificios en Israel. A mis hijos les cuento que son "fuegos artificiales” y
"celebración…igual que el día de la independencia”, mientras escucho el ruido
de las explosiones, resultado de la intercepción del "Domo de hierro”, aquella
tecnología Israelí anti misil, la cual destruye la mayor parte de los cohetes
lanzados desde gaza hacia Israel.
Pero no todos los cohetes se interceptan exitosamente. Más de
3,000 cohetes fueron lanzados la semana pasada desde Gaza a Jerusalén, al sur y
al centro de Israel. Muchos de ellos han causado la muerte. Niños pequeños y
madres perdieron su vida. Si, vivimos días de guerra en Israel; Noches
iluminados por explosivos que su único objetivo, más allá de matar ciegamente a
inocentes civiles, es sembrar miedo, desesperación y caos. Hamas, organización
terrorista comprometida con la idea de "borrar del mapa al Estado Judío”, comenzó
nuevamente sus ataques, obsesionado en posicionarse mejor dentro de la política
palestina.
Hamas conoce bien al israelí. Pues consciente de los criterios
morales del ejército Israelí, lanza sus misiles desde los hospitales, desde las
escuelas, centros comunitarios y edificios civiles. Sus fábricas de cohetes,
bajo tierra en su mayoría, están ubicadas estratégicamente, usando su población
civil como escudo humano. Ante eso, es difícil actuar. Pero el ejército israelí
lo hace, y con cuidado. Les resultará difícil encontrar un solo ejército en el
mundo, que tras constantes ataques de parte de su enemigo, derrumba un edificio
usado para terror, no sin antes avisar a sus residentes que salgan a tiempo.
Así es: la inteligencia israelí llama por teléfono a los residentes del
edificio y les avisa que en unas horas – atacaran. Poco antes de la operación,
se lanzan panfletos con un mismo mensaje, y antes del ataque final, se mandan
tiros de advertencia.
Solo pensar en la complejidad de la operación militar, en terreno
donde el enemigo usa a sus propios niños y adolescentes como escudo humano;
Solo pensar en la complejidad ante un conflicto donde los líderes de un lado
glorifican la muerte y educan al martirio, mientras el otro glorifica la vida
como la representación más auténtica de Dios.
Nada es fácil en Tierra Santa. Tan Santa es, como sus problemas.
Entre múltiples religiones, tensiones y contradicciones, queda rezar que la
calma y la paz lleguen un día pronto. Qué más querrá una madre que el buen
futuro y buena salud de su hijo. Ningún cohete jamás ha logrado ese objetivo.